La permanente beligerancia de Fuerza Popular provocó, por fin, una respuesta en el Ejecutivo. El último miércoles, el Gobierno presentó la moción de confianza como respuesta a la inminente censura de la ministra de Educación, Marilú Martens.  La acción gubernamental ha provocado confusión en el fujimorismo. Se le ha visto nervioso en las horas posteriores ¿Qué pensaba? ¿Qué nunca se les respondería?

Lo paradójico de esta situación es que el Gobierno haya pedido el voto de confianza por una ministra con 10% de aprobación -y que venía mermaba por la huelga magisterial- y no por Jaime Saavedra, una de las estrellas del gabinete ministerial con más de 60% de aceptación. 

Esto tiene que ver con el momento. Al Gobierno le tomado un año y varios meses darse cuenta del tipo de oposición al que se enfrentaban. El fujimorismo buscaba vengarse de la derrota del 2016 empleando todas las armas a su alcance y con una vacancia en el horizonte. Aunque con lentitud, el Ejecutivo ha respondido las herramientas que le ofrece la Constitución. 

Con respecto a Zavala, un sector importante de la opinión pública consideraba que debía salir. Sin embargo, su partida en estas circunstancias podría convertirse en una activo. Ahora bien, es muy difícil saber lo que pasará en los próximos días pero está claro que la gestión de Pedro Pablo Kuczynski ha comprendido que necesitaba plasmar otra estrategia. Lo que sigue es defenderla con decisión política.