La ruta del dinero de Odebrecht empieza a apuntar en dirección de Alan García y eso lo ha puesto bastante nervioso. Al menos hay tres casos pendientes vinculados a su gestión.
El primero es un recibo de dinero de la constructora de Odebrecht a nombre de Miguel Atala, allegado del exmandatario, que fue vicepresidente de Petroperú y recibió US$900,000 según el diario español El País.
El otro caso refiere a los US$8 millones de sobornos que fueron depositados a nombre de Jorge Cuba, exviceministro de Comunicaciones del segundo gobierno de García (por el Metro de Lima) en el Banque de la Suisse Italienne (BSI suizo), una parte en efectivo y la otra en certificados al portador. Este banco era propiedad de Banking and Trading Group (BTG Pactual), cuyo dueño es Andrés Esteves, investigado por el caso Lava Jato. Pues bien, BTG Pactual le pagó a García US$100.000 por dos conferencias.
El tercer caso tiene que ver con la empresa de transportes de José Nava Mendiola, hijo de Luis Nava (secretario personal del líder aprista), la cual era contratada con bastante frecuencia por Odebrecht. A más licitaciones ganadas por la constructora brasileña, más contratados conseguía la firma Don Reyna en megaobras.
Por estos indicios la Fiscalía ha decidido iniciar una investigación al expresidente y a 30 personas de su entorno por lavados de activos. García y sus abogados han tratado de entorpecer esta indagación porque saben que será muy distinta a la que hizo- en el 2013- José Peláez Bardales, quien lo absolvió de toda culpa. Las respuestas airadas de García y la campaña asquerosa (a cargo de trolls) contra César Romero, periodista de La República, demuestran que algo se está moviendo. Esto no debería llamarnos la atención porque -según este diario- García recibió -entre el 2011 y 2013- cerca de S/2.75 millones solo por conferencias.
[Foto de portada: Andina]