El interrogatorio a Marcelo Odebrecht por parte de fiscales peruanos en Brasil, ha servido para confirmar varias sospechas: que Odebrecht sí entregó dinero para la campaña electoral del 2011 de Keiko Fujimori, y que las iniciales AG sí corresponden con el nombre Alan García, y que Odebrecht también entregó dinero para la campaña electoral aprista.
Con esto comienzan a desaparecer las dudas sobre el alcance de la corrupción del gigante brasileño de la construcción ya que esta no se quedó en Alejandro Toledo y Ollanta Humala. Si estos fueron los primeros en caer, se debió a su debilidad, a su orfandad política.
Una de las piedras angulares de la alianza fáctica entre el APRA y Fuerza Popular ha tenido que ver con el control de las investigaciones. Fuerza Popular se encargaba de todo lo que ocurría en el Congreso mientras el APRA se encargaba de controlar lo que sucedía en el sistema de justicia con su vasta y conocida influencia en la Fiscalía y el Poder Judicial.
Ahora que Keiko Fujimori y Alan García comienzan a asomarse al abismo, solo puede esperarse más virulencia. Su prensa servil seguirá mintiendo, sus trolls seguirán insultando desde las redes sociales, seguirán montando numeritos como la ovación ayer en el Pleno del Congreso. No dudarán en llevar al país al borde del abismo. Pero la verdad ya empezó a abrirse paso y nada la va a detener hasta que se haga justicia.