Cuando el 3 de abril de 2016, durante el debate que reunió a todos los aspirantes presidenciales antes de la primera vuelta electoral, Keiko Fujimori quiso ensayar una especie de hoja de ruta firmando su llamado 'compromiso de honor' para reducir el porcentaje de peruanos que 'de ninguna manera votarían por ella', quizá más de uno ya daba por sentado que no cumpliría ninguno de los puntos de ese documento.

Hoy parece que el tiempo les ha dado la razón y nos ha puesto al frente a una lideresa política nerviosa reaccionando incluso contra aquello que ella misma prometió cuando pretendía convertirse en la presidenta del país.

¿Qué podemos esperar de una persona que incumplió tan flagrantemente sus compromisos electorales sin siquiera haber ganado las elecciones? ¿Que parece buscar la vacancia presidencial en esta huida hacia adelante que es su defensa frente a lo que está sucediendo en su partido y ella misma? ¿Qué podemos esperar de alguien que no hace nada por diferenciarse de ese pasado que está simbolizado en el 5 de abril?