El indulto a Alberto Fujimori ha desatado una verdadera catarata dentro del gobierno. Distintos funcionarios con distintas obligaciones y deberes han presentado su carta de renuncia como protesta por el fondo del indulto pero también por la forma tan sibilina en la que el gobierno lo ha manejado. 

Hay quienes atacan a las personas que renuncian. Los llaman rojos, caviares, ollantistas, presupuestiberos, cuando la verdad se trata de personas correctas que en esta coyuntura difícil han sabido poner sus principios a su estabilidad, a la estabilidad de sus familias.

El gobierno ha perdido a un buen número de sus cuadros mas valiosos, mejores profesionales y de sus mayores especialistas en los campos que se desarrollan. Lo más probable es que tengan un efecto en las políticas públicas.