Quizás la peor mentira para justificar el indulto al exdictador Alberto Fujimori sea decir que este promueve la reconciliación nacional. Primero, porque una reconciliación no se impone. Es un proceso largo de reconocimiento de las culpas, de persuación y de verdadera voluntad de acercamiento.

El indulto ha tenido los efectos contrarios a ese talismán mágico que se nos ha querido vender. Hoy tenemos un país mucho más dividido y polarizado que antes del indulto otorgado por Pedro Pablo Kuczynski.

De un lado el antifujimorismo, que se ha movilizado para denunciar los crímenes y delitos de Fujimori y llama 'cómplices' a quienes lo defienden. Por el otro, los fujimoristas, sobre todo un sector muy beligerante que llama a los antifujimoristas 'rojos' e incluso 'terroristas'.