Estamos ante una disposición que va en contra de la historia de nuestras leyes y en contra de la historia de nuestra práctica jurídica. Y lo que es peor, estamos ante una modificación tramposa de nuestra Constitución.

El reglamento del Congreso ahora le hace a nuestra Carta Magna, decir lo que su propio texto no dice. Con esta medida el Ejecutivo queda el Ejecutivo queda indefenso ante el Congreso y se reconfigura el balance de poderes, lo que es fundamental dentro de cualquier democracia.