Los vertiginosos pasos que el fujimorismo de Keiko Fujimori sigue para implantar una dictadura parlamentaria no son nuevos. Imitan el molde que inventó Alberto Fujimori en los años 90. Por aquel entonces, Vladimiro Montesinos era la eminencia gris que se encargaba de organizar las conspiraciones y resolvía los asuntos turbios del régimen desde sus oficinas en el Servicio de Inteligencia Nacional. 

La falta de experiencia e intelecto del nuevo fujimorismo, hace que este papel ahora lo deban cumplir personas desde fuera, como es el caso de Mauricio Mulder, mucho más capacitado y hábil que sus pares en Fuerza Popular. Pero finalmente los efectos son los mismos.