Los corruptos ya ni siquiera sienten la necesidad de ser discretos, de hacer las cosas por lo bajo, a escondidas. Los acuerdos ilícitos, los encubrimientos, todo se está haciendo delante de nuestros ojos de una manera ramplona y descarada.
A los corruptos no les importa lo que piensen los ciudadanos, solo su supervivencia y ganancia, y son capaces de las peores desfachateces con tal de salir adelante.
foto: La República