Al infalible Alan García ha vuelto a fracasarle un plan. Dos días después de su fallido pedido de asilo, señaló a una camioneta de la Policía Nacional estacionada en la puerta de su casa y montó un escándalo asegurando que dentro había equipos de interceptación de las comunicaciones. Es decir, dijo que el gobierno lo estaba chuponeando.

Para despejar cualquier duda la Fiscalía dispuso un peritaje de los equipos. Ahora sabemos que los 15 analizados corresponden a un sistema de monitoreo que permite la transmisión de señales audiovisuales en alta calidad y que no se evidencia su funcionamiento para realizar interceptación telefónica o registro de escuchas graves.