Esta es la nueva, trascendente, y urgentísima polémica en la que nos ha metido nuestro ya bastante desprestigiado Congreso. Se la debemos a la propia Karina Beteta, que con Úrsula Letona como testigo, ha acusado a Daniel Salaverry por maltrato porque hace seis meses, al calor de una discusión política, le dijo textualmente 'vete a la mierda y no me jodas'.

Lo primero que hay que decir es que usar 'malas palabras' no siempre es insultar o difamar. Dependiendo del contexto, 'mandar a la mierda' puede ser una malacrianza, sonar chocante o falto de etiqueta, pero de ninguna manera es un insulto o difamación, por el simple hecho de que la frase no está calificando a la persona que se le dice.