Luego de las confesiones de Jorge Barata en Curitiba, no es atrevido afirmar que en el Perú la corrupción ha sido una ideología. No ha importado que los políticos representen a la izquierda, como es el caso de Susana Villarán, al centro como Alejandro Toledo, o a la derecha como Alan García, Pedro Pablo Kuczynski o Keiko Fujimori.
Todos tuvieron que ver con Barata, todos se beneficiaron con su dinero, todos demostraron que mentían cuando decían que no tenían que ver con Odebrecht y a muchos les espera una condena a prisión.