El Gobierno se habrá terminado de quitar la venda luego del bochornoso espectáculo que ayer ofreció nuestro Congreso, y habrá comprendido de una vez por todas qué clase de juego se está jugando en estos momento en el Perú.
Quedó demostrado que la ofensiva contra la ministra de Educación no tiene nada que ver con la educación sexual en los colegios. Ha sido una primera demostración de fuerza, un pulseo para ver cómo se comportará el Gobierno ante una ofensiva que ya comenzó y que solo empeorará.