Las figuras más representantes del empresariado peruano vienen demostrando una conmovedora incapacidad para comprender lo que está pasando y romper ese discurso simple, altanero y poco apegado a la realidad que los ha llevado a la crisis de credibilidad en la que se encuentran luego de las revelaciones de millonarias donaciones para la campaña electoral de Keiko Fujimori.